Silvia Gándara y Ana Fernández son dos de las pasajeras que el sábado pasado viajaban en el ómnibus de Cutcsa de la línea 121 con destino a Punta Carretas que a las 7:32 bajó a alta velocidad por avenida Brasil, cruzó la rambla República del Perú y terminó en la arena de la Playa Pocitos, muy cerca del Río de la Plata.
"Los árboles pasaban como que íbamos en un avión" y "no sabemos cómo estamos vivos": pasajeras del ómnibus de Cutcsa
Silvia Gándara y Ana Fernández eran dos de las pasajeras que el sábado de mañana iban en el ómnibus de la línea 121 que cruzó la rambla y terminó en la Playa Pocitos a la altura de avenida Brasil.
Silvia contó que subió en avenida Brasil y Simón Bolívar, lo hizo más sobre la esquina porque el conductor no paró en la parada. El trato con el chofer fue el habitual. Luego, en la siguiente parada, en avenida Brasil y Libertad, el ómnibus subió al cantero y a partir de ese momento los pasajeros comenzaron a gritar y a reprocharle su conducta.
Cada vez iba más rápido, le pedían que parara, pero el hombre hacía caso omiso y se mantenía callado. En ese momento, circulaba a contramano. Silvia se paró y se agarró fuerte del pasamanos. Por el impacto, sufrió fractura de tibia tras caer al piso. La intervinieron, le colocaron tornillos y en la otra pierna recibió varios puntos de sutura. No puede caminar por un mes y se deberá someter a fisioterapia.
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“No puedo creerlo que yo estaba ahí”, afirmó. Afirmó que el conductor “se quería matar”. “No sabemos nosotros cómo estamos vivos”, expresó. Actualmente, está con asistencia psicológica. “Fue un trauma para todos”, aseguró y dio gracias por estar viva.
Por su parte, Ana subió al ómnibus en Ciudad Vieja y viajó gran parte del recorrido. Coincidió en que el conductor siguió de largo y le paró en la esquina. Dijo que tuvo que correr hasta la esquina. “No era necesario hacerme correr”, indicó.
Ana contó que el conductor manejaba “raro” y en las paradas por 18 de Julio, no paraba en esos puntos y sí lo hacía adelantado sobre las esquinas. Al llegar a avenida Brasil, casi volcó. “Veías que algo no estaba bien”, dijo. Según su relato, a la altura de la calle Libertad, el conductor comenzó a acelerar y a partir de ahí comenzó la desesperación y los gritos. Los pasajeros perdían el equilibrio y caían. Ana cayó y alguien le cayó encima. Después de eso no se acuerda de nada más. Se despertó en la playa, atrapada y en estado de shock. Agradeció a las personas que la ayudaron ese día.
“Los árboles pasaban como que íbamos en un avión”, narró.
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