De Salto a Montevideo, idas y vueltas, para realizarse un aborto

Una mujer debió viajar 2.400 kilómetros para poder interrumpir su embarazo. Objeción de conciencia y formularios equivocados complicaron el proceso.

 

Una mujer de un pueblo en el interior de Salto se enteró de que la ley que despenaliza el aborto había sido aprobada y viajó a la capital departamental para interrumpir su embarazo.

Allí se enteró de los requisitos, los cumplió incluso durmiendo de prestado cinco días en el hospital, y cuando obtuvo la aprobación se encontró con que ningún ginecólogo del departamento le recetaría el misoprostol, según relata El Observador.

La mujer, que ya tiene varios hijos, fue una de las primeras en solicitar el procedimiento en Salto y en ese momento se empezó a conocer que los 12 profesionales del área de ginecología del departamento se niegan a realizar abortos, amparándose en la objeción de conciencia.

Cumplidos los pasos, no le quedó otra opción que emprender viaje a Montevideo para conseguir su receta de misoprostol en el Pereira Rossell. El hospital salteño le costeó los pasajes y cuando todo parecía solucionarse surgió un nuevo problema: un formulario estaba mal y debía volver a Salto.

Así, tras estar un día entero en Montevideo, la mujer volvió a su ciudad a conseguir un formulario correcto y de vuelta a la capital para llevarse el misoprostol.

En total, como señala El Observador, la mujer viajó 2.400 kilómetros en total para realizarse un aborto.

OBJECIÓN DE CONCIENCIA. “Trasladarse cientos de kilómetros por una receta es 'una falta de respeto a la usuaria'”, dijo a El Observador el especialista en medicina legal, Hugo Rodríguez Almada, quien agregó que “la objeción de conciencia es un derecho de los médicos siempre y cuando no vaya contra el derecho de paciente”.

Para el especialista el Ministerio de Salud Pública, una vez aprobada la ley, tiene la potestad y obligación de hacerla cumplir. 

CONVENIENCIA. Por su parte, el Movimiento Nacional de Usuarios de Salud Pública y Privada planea realizar una declaración en contra de los ginecólogos salteños, dijo al matutino José Reyes, coordinador de la organización en Salto.

Este movimiento considera que los ginecólogos allí son “hipócritas”: “Cuando hacían abortos clandestinos no primaba la objeción de conciencia sino el bolsillo”, advirtió Reyes. Y en la misma línea se expresó el subsecretario de Salud, Leonel Briozzo, al cuestionar que no todas las objeciones de Salto eran “reales” (es decir, por motivos religiosos o filosóficos, según se entiende en Bioética). En el MSP están convencidos de que hay muchas objeciones “por conveniencia”.

 

Dejá tu comentario