La extrema derecha consolida su poder en Francia y festejan bailando YMCA

El Frente Nacional celebró su votación histórica que la convirtió en la primera fuerza de oposición de Francia.

A pesar de la derrota electoral de Marine Le Pen en las presidenciales francesas, su partido de extrema derecha, el Frente Nacional, que obtuvo un resultado histórico en las urnas, confirmó su consolidación en la política francesa.  

Al término de una campaña pugnaz, la candidata del ultraderechista Frente Nacional (FN) cayó vencida el domingo con 33,9% de los votos, frente al centrista Emmanuel Macron que se impuso con 66,1% de los sufragios.

Pero su fracaso fue agridulce. Con más de 10 millones de votos, el FN superó el récord de sufragios para su partido. En la misma elección hace 15 años, su padre consiguió apenas 700.000 votos frente al conservador Jacques Chirac.

Este resultado "histórico", que confirma el auge de la ola nacionalista en Europa, instala al FN como "la primera fuerza de oposición" en Francia, destacó Le Pen.

“Los franceses han elegido un nuevo presidente y han votado por la continuidad”, dijo Le Pen ante sus seguidores, entre las pocas palabras que expresó públicamente, además de agradecer a los “11 millones de franceses” que la votaron y de asegurar que el resultado es histórico y que convierte al Frente Nacional en la primera fuerza de oposición.

Le Pen celebró lo que considera el fin de los partidos tradicionales, bailando.

En al menos dos videos que se viralizaron de la interna de su búnker, se ve a la líder conservadora bailando "I love rock n roll" junto a una mujer no identificada y posteriormente, el famoso hit "YMCA", de Village People.

Marine Le Pen ha sabido capitalizar el fuerte descontento que existe en Francia tras el quinquenio de François Hollande, marcado por el desempleo, el estancamiento de la economía y una amenaza terrorista latente que se ha cobrado la vida de 239 personas desde enero de 2015. 

Su mensaje proteccionista, eurófobo y antiinmigración resonó particularmente en algunas zonas rurales y periurbanas de Francia con menores ingresos y más golpeadas por el desempleo.

"Debemos dejar de pensar que el FN es un epifenómeno. No se detendrá", señaló a la AFP Virginie Martin, analista política de Kedge Business School.

"IMPONER SU PROGRAMA INDENTITARIO". Durante décadas, el FN, cofundado por Jean-Marie Le Pen en 1972, ha arrastrado la marca de su origen antisemita, nostálgico de la Argelia francesa y del régimen colaboracionista de Vichy. 

Pero desde que asumió la dirección del partido en 2011, Marine Le Pen se ha esforzado por deshacerse del estigma con un renovado discurso "patriótico", que ha dado sus frutos.

Ha conseguido suavizar la imagen de su partido y difundir sus ideas en el campo político. "El FN ha logrado imponer su programa identitario", comentó el sociólogo Sylvain Crépon.

Una muestra de ello fue la ruptura del denominado "frente republicano", un pacto tácito por el que los partidos han cerrado filas en las últimas décadas contra la elección de aspirantes de extrema derecha.

Pese a los llamados imperiosos de la mayoría de responsables políticos de votar por Macron para impedir la llegada al poder de la líder antiinmigración, 25% de los electores no consideraron necesario ir a votar, y otro 9% votó blanco o nulo.

Le Pen obtuvo también el apoyo inédito entre las dos vueltas de un político de derecha, Nicolas Dupont-Aignan - que logró menos de 5% de votos en la primera ronda - haciendo saltar en pedazos el ostracismo de la formación ultraderechista. 

"Este acuerdo es histórico, integró al FN en el campo republicano clásico", apuntó la investigadora Virgine Martin. "Tras la desdiabolización, el partido parte en busca de la normalización".

"TRANSFORMACIÓN PROFUNDA". Pese a su derrota, Marine Le Pen espera haber impuesto una "recomposición política de gran envergadura", en la que enfrenta a dos Francias: "globalizadores" contra "patriotas".

Tendrá rápidamente la ocasión de comprobarlo en las elecciones legislativas del 11 y 18 de junio, en las que ambiciona instalarse sólidamente en el campo político francés.

"Lideraré ese combate" electoral, anunció Le Pen, que podría presentarse nuevamente en su feudo obrero de Hénin-Beaumont, en el norte, donde perdió por poco en 2012. 

El FN espera conseguir al menos 15 a 20 escaños en el parlamento, frente a los dos que tiene actualmente. Pero el voto con sistema mayoritario a dos vueltas no le es favorable.

Mientras tanto, Le Pen, para acallar algunas críticas en su propio campo, anunció una "transformación profunda" de su formación que "cambiará de nombre", según su mano derecha, Florian Philippot.

"Ha llegado la hora de crear una nueva fuerza política, de pasar a la etapa superior para atraer a más personas, pienso que es lo que desean muchos franceses", señaló Philippot el lunes.

Una estrategia con la que no concuerda Jean-Marie Le Pen, quien pese a haber sido apartado del partido por su hija mantiene un papel de presidente de honor por decisión de justicia. "Debemos mantenernos fieles a los fundamentos del FN", urgió el patriarca. 

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